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Hechizoo: Obras de arte totalmente personalizadas con posibilidades infinitas. 



Más de 2.500 fibras descansan en el taller de Hechizoo. Se encuentran allí, silenciosamente organizadas en este enorme almacén, a la espera de que las manos de algún tejedor o de nuevos artesanos las seleccionen y las conviertan en material de creación de tapices, alfombras, tejidos y objetos que viajarán por todo el mundo perpetuando estas técnicas y creaciones. Metales como el cobre, la plata, el bronce y el estaño, nylon, hilos de algodón, fibras naturales obtenidas de maderas exóticas como el yaré y el cumare, parecen dialogar entre sí y conformar una danza insólita de tejidos cada vez que Jorge Lizarazo (el creador) y su equipo se embarcan en la creación de una nueva pieza. El resultado: tejidos que presumen de una belleza peculiar, la que resulta de mezclas inesperadas.



El taller, situado en el popular barrio de 20 de Julio, en Bogotá, es una especie de loft de estilo neoyorquino que alberga 28 telares horizontales y verticales creados y ajustados al tamaño de las demandas particulares que reciben cada día. También guarda las manos artesanas y pacientes de 60 creadores que entran cada mañana con la intención de dar vida y forma a esas complejas mezclas que Jorge Lizarazo ha visualizado en su mente. "Una de las mayores convicciones que dieron vida a Hechizoo, fue devolverle a la gente su capacidad de soñar, de creer que pueden vivir del trabajo que realizan sus manos, de los conocimientos que aprendieron de sus abuelos, que era literalmente posible tejer su destino", cuenta el diseñador, que ha hecho de este enorme espacio, la casa amable y placentera de todos sus cómplices y empleados.

 


 
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